Las personas que ofrecieron sus servicios en la empresa Furukawa siguen a la espera de su dinero. Nuevamente llegaron a la calle Guayaquil y Chorrera del Napa, donde se aglomeran a la espera de pasar a retirar sus cheques por concepto de liquidación y otras bonificaciones.
Para sorpresa de muchos, sus nombres no constan en los listados, a pesar de esperar las largas filas para ser atendidos. Un grupo de exempleados llegó a Diario La Hora a dar a conocer que han ‘desaparecido’ de las nóminas.
No aparecen
Desde 1975 prestó sus servicios Emilio Cañizares en la empresa. Él fue uno de los que arribó a Santo Domingo a la espera de su cheque, pero regresó a casa con las manos vacías.
“Supe que están liquidando a los compañeros, pero de unos 400 solo constan 200 en las listas. Mi nombre no está, a pesar de haber dedicado alrededor de más de 30 años a esa empresa”, manifestó.
Cañizares no vino solo. Con él llegaron algunos compañeros cuyos nombres tampoco constan en los registros. A los efectos, es como si no hubieran trabajado nunca para Furukawa.
Así lo asegura Edilberto Chávez, también invisible a las nóminas. En la misma circunstancias están Difer Quiñónez, quien ya se jubiló hace cuatro años y todavía espera su recompensa por los años de servicio. En esta situación también está Efraín Mamayacta, quien incluso, ha sufrido accidentes laborales y con certeza afirma que en algún momento sí estuvo afiliado al IESS, pero tampoco está en listas.
“Es obvio que no constemos, nunca nos afiliaron al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, ¿cómo entonces apareceremos en esas listas?”, se pregunta Luis Carrillo, otro de los afectados.
Quienes regresaron a casa sin nada indican que tomarán medidas legales, con abogados de otras ciudades para evitar corrupción al momento de gestionar sus pagos. (ARR)
El caso
Un total de 42.880 dólares en multas tendrá que pagar la compañía Furukawa Plantaciones C.A. del Ecuador como parte de las Resoluciones de Sanción que han dispuesto las direcciones regionales del Trabajo y Servicio Público de Guayaquil y Portoviejo. En otras ciudades también se dio la disposición, tomando en cuenta que los empleados no contaban, en muchos casos, tan siquiera con afiliación al IESS.