Optimizar

Ricardo Vera Calderón

Así se llama la habilidad para hacer más productivos a los recursos disponibles en una organización, con la finalidad de alcanzar beneficios con el menor costo posible. A lo largo de la historia, y en nuestra sociedad, ha sido típico que el sector privado sea más eficiente en el desempeño de esta variable, ya que como lo establece el popular dicho “en el ojo del amo, engorda el caballo”; situación que es poco común en el área pública, donde los sobreprecios, el desperdicio, las erróneas decisiones, la falta de control, y la insensibilidad han sido indicadores típicos de la gestión.

Aterrizando en nuestro medio, vemos con impotencia cómo la regeneración urbana de la Av. Quito pudo tener una mejor asignación de los recursos. Se podría analizar si la carpeta de asfalto tiene un grosor exagerado; si era necesario el carril de hormigón; o, si era pertinente hacer el tramo desde la calle Yamboya hasta el círculo de los continentes, donde la carpeta estaba en buen estado. De ahí se podría desprender las siguientes interrogantes: ¿No se pudo mejor soterrar los cables en ese sector?; ¿En lugar del parque de la Río Lelia y las anchas veredas, no se pudo diseñar lugares de estacionamiento?

Hablar de optimización y de verdadera regeneración no es solo hacer anchas veredas y meter cemento en exageración. Es más, muchísimo más. Se perdió la oportunidad de mejorar el tránsito y la movilidad, así como el paisajismo urbano, ya que los carros no tienen donde parquear, y por otro lado los cientos de cables en el cielo dan una imagen de desorden y caos.

El País tiene un problema: los recursos no alcanzan para satisfacer las demandas de la ciudadanía para un buen vivir. Entonces quien no optimiza los recursos públicos, es igual de culpable que quien se los lleva.

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