Tarde, pero estamos llegando

ANDRÉS GÓMEZ CARRIÓN

Como ya hemos analizado en escritos anteriores, la política exterior de nuestro país no ha sido ejecutada de manera óptima durante la última década. Esa línea causó que a nivel estatal y ciudadano se hayan perdido temporalmente oportunidades que países vecinales y paravecinales sí han podido obtener, como Colombia, Perú, Panamá y Bolivia.

Sin embargo, con el cambio de dirección de la política exterior ejecutada desde el propio Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, producto entre muchas cosas de la profesionalización del Servicio Exterior, le ha permitido a Ecuador alcanzar progresivamente a las acciones lideradas por países de la región.

Por un lado, desde hace aproximadamente un lustro, Colombia y Perú encabezaron la negociación comercial con la Unión Europea que concluyó en la suscripción de un acuerdo comercial. Hoy, luego de años de ejecución, como país hemos alcanzado la adhesión a lo ya previamente negociado a nivel macro por los Estados mencionados. Sí, logramos algunos elementos particulares, pero quizá serían mucho más si hubiésemos sido parte de la negociación. Por primera vez, tarde pero estamos llegando.

La Alianza del Pacífico es otro claro ejemplo de lo expuesto. Hoy, luego de varios años de su funcionamiento, estamos analizando la posibilidad de ser parte del bloque regional, lógicamente, bajo las condiciones ya existentes. En el momento de su génesis, como país fuimos invitados a formar parte, no obstante, se decidió desechar esa opción por motivaciones que hasta el día de hoy no quedan tan claros (imagen dantesca de los tratados comerciales o ideología política no afín a los miembros del bloque). Por segunda vez, tarde pero estamos llegando.

Parecería que nuestra mala “costumbre ecuatoriana” de ser impuntuales se incrustó también en el aparato estatal. Hoy, espero que hayamos aprendido, y como dice otro refrán: mejor tarde que nunca.

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