Despenalización del aborto

Carlos Arellano

El debate por la despenalización del aborto en casos de violación empezó esta semana en la Asamblea Nacional. De momento, la actual legislación permite interrumpir un embarazo cuando la vida de la mujer está en peligro o en el caso de violación a una mujer con discapacidad mental.

Según las Estadísticas Vitales y Nacimientos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), entre 2009 y 2016, 17.448 niñas menores de 14 años parieron en Ecuador. El Código Orgánico Integral Penal (COIP) establece en su Art. 171 que el acceso carnal, con introducción total o parcial del miembro viril a una menor de 14 años es violación. Es decir, estas niñas fueron violadas sexualmente. Algunas jamás presentaron ni presentarán una denuncia de su agresión.

El diario digital GK, con datos del INEC, manifiesta que “en el Ecuador las mujeres que más abortan son menores de 25 años, tienen menos años de educación formal, son más pobres y viven en lo que los citadinos llamamos provincia. Por otro lado, […] 45 de cada 100 mil mujeres mueren cada año a causa de un aborto en el Ecuador”.

La Fiscalía registró en los últimos cuatro años, 18.154 denuncias relacionadas con violación. El 80% de agresores corresponden a padres, tíos, primos o amigos. Según el Ministerio de Salud, el 16% de las muertes maternas en el país están relacionadas con abortos en condiciones no seguras, es decir, abortos clandestinos.

Estos datos advierten de miles de niñas, adolescentes y mujeres agredidas y violentadas sexualmente. El análisis de esta información exige tratar esta problemática social como un problema de salud pública. Un paso firme para proteger a mujeres violadas, a más de una política que promueva la erradicación de la violencia de género, es el aborto no punible en casos de violación.

Una mujer violada y embaraza no está obligada a asumir la carga de un embarazo, ni a convertirse en un instrumento de procreación. La despenalización del aborto por violación no obligará a ninguna mujer violada a detener su embarazo, más bien, le otorga el derecho de decidir si desea continuar con la gestación. Le concede, en otras palabras, la plena libertad para tomar decisiones sobre su cuerpo.