Medio siglo de Medicina Rural

Se inició en 1970 y coincidió con nuestro año de graduación, siendo los primeros médicos en cumplirla, sin que estén incluidos odontólogos ni enfermeras. La Universidad estaba clausurada por Velasco Ibarra y nos fuimos sin graduarnos para hacerlo al regreso. Fue una experiencia maravillosa en aquellos tiempos donde la tecnología estaba en pañales y había que valerse de manos, ojos y oídos para diagnosticar percutiendo el abdomen al tenue resplandor de una vela. Nos sirvieron las prédicas de los viejos maestros como Arsenio de la Torre, Eduardo Luna Yépez, Carlos Mosquera Sánchez, Augusto Bonilla Barco, Plutarco Naranjo y otros que ya se fueron dejándonos sus recuerdos. Tensiómetro, fonendoscopio, un pequeño esterilizador, termómetro, jeringuillas de vidrio, agujas con ojo para ensartar el hilo de coser camisas y la infaltable Corneta de Pinard para escuchar los latidos del ‘guagua’ fueron las únicas herramientas. Muchos llegaron en bote, otros a caballo y los más simplemente a pie, a encontrarse con rostros sonrientes de nativos que nunca vieron un mandil y comadronas improvisadas que acomodaban al feto ‘manteando’. Todos querían ser nuestros compadres y yo salí con 50 ahijados cuyos progenitores celebraban el acontecimiento con la tradicional chicha y el buen trago que sacaba chispas. Cuando nos fuimos después de un año sobraron las lágrimas, el abrazo sincero y el apretón franco de las manos. Habíamos cumplido más allá de las circunstancias y en las rústicas casas, los tortuosos chaquiñanes y las chozas resentidas, solamente quedó nuestra sonrisa y la satisfacción del deber cumplido. En 2020 se cumplirá medio siglo de nuestra promoción que seguramente pasará desapercibida, ya veremos si la modernidad le da algún espacio a los matutinos e incomparables ruidos de la selva.

Dr. Carlos Mosquera Benalcázar.
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