Ramón Chérrez Chávez: a 20 años de su partida

Ramón Chérrez Chávez, Presidente del Concejo Municipal de Santo Domingo (izquierda), junto a funcionarios de la Comisión Nacional de Valores durante la ceremonia de adquisición del moderno camal frigorífico FRESCA en 1975.
Ramón Chérrez Chávez, Presidente del Concejo Municipal de Santo Domingo (izquierda), junto a funcionarios de la Comisión Nacional de Valores durante la ceremonia de adquisición del moderno camal frigorífico FRESCA en 1975.

Por Patricio Velarde Segovia

Cuando se menciona el nombre de Ramón Chérrez Chávez, se lo recuerda -talvez- como el farmacéutico que instaló la Botica Santo Domingo en 1948. Muy pocos conocen al ciudadano que -en 1954, junto a otros miembros de la junta parroquial- promueve la cooperación de todos, y en minga (a pico y pala) logran abrir 10 kilómetros de zanja para la construcción el primer sistema agua potable desde el río Chiwilpe hacia el centro poblado. Junto a esta obra, es factible la transformación de la antigua plaza en un adecentado parque al que se denominaría Joaquín Zaracay.

No quedan atrás, sus esfuerzos por conformar el Benemérito Cuerpo de Bomberos en mayo de 1954. Desde entonces y durante los siguientes 33 años, los grandes objetivos del primer Jefe y Comandante Ramón Chérrez se encaminan a la organización de la principal institución de la vieja parroquia, que hasta hoy, sirve al cantón y a la provincia.

En 1965, como hombre de fe, encabeza el primer Comité Pro Iglesia de Santo Domingo con el fin de renovar la antigua iglesia parroquial, construida en madera en 1956 por el padre Germán Maya.

En 1966, es destacado su papel como vicepresidente del “Primer Comité Ejecutivo Pro Elevación de la Zona de Santo Domingo de los Colorados a la Categoría de Provincia”, hecho que desencadena en la creación del cantón Santo Domingo en julio de 1967.

Para noviembre del mismo año, con candidato del Partido Conservador, gana las elecciones para integrar el primer Concejo Municipal que se posesiona en enero de 1968. Ramón Chérrez lo preside hasta septiembre de 1969, período en que implementa una serie de acciones que dan inicio a la vida institucional del Ilustre Municipio. Himno, bandera y escudo del naciente cantón destacan entre sus primeras actuaciones, junto a la creación de la parroquia de Alluriquín.

En 1974, Ramón Chérrez Chávez es designado por el Consejo Supremo de Gobierno como Presidente del Concejo Municipal, responsabilidad que la asume hasta septiembre de 1978. Su administración es reconocida por importantes obras de saneamiento: plan maestro de agua potable y alcantarillado. Destacan la pavimentación, adoquinamiento y adecentamiento del centro de la ciudad y la construcción del Parque a la Madre, Mercado Municipal y Biblioteca Municipal. Se compran los terrenos para la construcción del estadio olímpico y el museo etnográfico, así como para el parque industrial, hospital regional (hoy Gustavo Domínguez), terminal terrestre y el solar para la actual Casa Municipal. Se adquiere al señor Granda Centeno el moderno camal frigorífico (FRESCA).

Su perspectiva para proyectar el desarrollo y crecimiento ordenado de la ciudad y del sector rural, se vio plasmado en la implementación del primer Plan Director de Desarrollo Urbano. Actúa firmemente en la defensa de los derechos territoriales del cantón ante el embate esmeraldeño de apropiarse del sector de La Concordia y, logra que se reconozca la jerarquía política-administrativa del cantón Santo Domingo al elevarlo a la categoría de alcaldía en 1978.

Designación

En 1997, la administración del Alcalde Hólger Velasteguí Domínguez -con justicia- designó al salón de la ciudad “Ramón Chérrez Chávez”. El actual Alcalde, Ing. Wilson Erazo y el pleno del Concejo Municipal deben ratificar esta resolución en homenaje a un personaje recordado por su integridad absoluta, por su responsabilidad cívica y social, con claros ideales y con metas de largo alcance que siguen trascendiendo hasta la actualidad. A 20 años de su partida, el nombre del gestor de la institucionalidad del cantón Santo Domingo no puede ser olvidado, menos aún su legado.