Incumplimiento de decisiones legítimas

A propósito de la flagrante desobediencia de muchos malos ecuatorianos que en esta pandemia del coronavirus que vive el mundo entero lo ven con un quemeimportismo propio de gente sin cultura, sin escrúpulos y sin una mínima conciencia ciudadana que ni siquiera su vida los interesa y peor la de los demás, les recuerdo que en el COIP existe una norma llamada incumplimiento de decisiones legítimas de autoridad competente, cuya sanción es de uno a tres años de prisión para aquella persona que incumpla órdenes, prohibiciones específicas o legalmente debidas emanadas por autoridad competente en el marco de sus facultades legales; a este respecto, el Presidente de la República y el Ministerio de Salud como otras instituciones dispusieron varias medidas para contrarrestar el avance de esta pandemia tan peligrosa, ya sea con el toque de queda, así como el encierro domiciliario, circulación vehicular con sus excepciones. Quienes contraríen a estas disposiciones de la autoridad competente, estarán adecuando su conducta a un delito.

Ha sido amplia la difusión del riesgo y peligro que la COVID-19 o coronavirus presenta, lo que motiva para que absolutamente todos los ecuatorianos acatemos las disposiciones superiores, no solamente para cumplir con la ley, sino fundamentalmente para proteger la vida propia, la de nuestros familiares y nuestros congéneres. Nuestros médicos, enfermeras y más profesionales de la salud están arriesgando sus vidas y las de su familia para salvar las de otros, suficiente motivo para todos colaborar al menos no saliendo a las calles.

Se hace indispensable que el Gobierno Central dote de los equipos y dispositivos necesarios para su trabajo, caso contrario habrá profesionales que se rendirán necesariamente, porque tampoco van a poder cumplir con su cometido poniendo en riesgo su vida; se tiene que equipar también a policías y militares que están cumpliendo su labor en las calles; pues están más propensos a la pandemia. De no colaborar quienes debemos hacerlo, al menos quedándonos en casa, puede convertirse en una catástrofe nacional por el efecto multiplicador que opera por cada persona desobediente. Vaya desde esta columna el saludo reverente para los profesionales de la salud, policías, militares y a todos quienes han puesto su servicio a la orden de nuestro querido país a riesgo de su propia vida.

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