Incapaces de aprender del pasado

El destino y la calidad de la democracia en Ecuador está en las manos de la Función Judicial. Los resultados de los juicios en marcha y los que están a las puertas determinarán si la opción ciudadana en lo adelante volverá a ser un régimen autoritario, populista y mesiánico o si tendremos otro en que las funciones del Estado tengan real independencia.

En los tribunales de justicia, en manos de los jueces y fiscales se decide si en lo adelante la indiferencia, la desconfianza, la indignación y el rechazo total de la política reinará en el espíritu y la conciencia de la mayoría de ecuatorianos. En definitiva, el tipo de sociedad en el que habremos de convivir lo determinará la calidad jurídica y moral de sus sentencias.

La era en la que el engaño y la mentira eran cosa cotidiana debe cesar. El vínculo natural y virtuoso entre gobernantes y gobernados pende de un hilo. En esta encrucijada nos encontramos. Esas instituciones, que supuestamente deben dar voz y poder a los gobernados, permanecen hundidas en el descrédito y la desconfianza. En este aspecto, la historia reciente de Ecuador no ha marchado en sentido progresista.

Somos incapaces de aprender del pasado, hemos olvidado los desastres que nos sacudieron. La selección de jueces para la Corte Nacional de Justicia, lejos de ser el camino a su necesario relevo y refrescamiento, mueve a la duda, la desconfianza y la incertidumbre de lo que será y significará la Función Judicial en su conjunto y nuestra democracia. De lo que de ese proceso resulte dependerá el régimen bajo el cual seremos gobernados.

«No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación”.

Confucio
Filósofo chino (551 AC-478 AC)

«Poner el remiendo junto al agujero nunca es la mejor solución”.

Jules d’Aurevilly
Novelista y crítico francés (1808-1889)