Prevenirla, denunciarla y castigarla

¿Cómo pudo suceder que la constructora de una hidroeléctrica esté 474 días sin completar las obras faltantes y sin pagar 305 millones por incumplimiento de sus obligaciones? Esta tragedia legal, económica y ética fue develada esta semana. Forma parte de una corrupción generalizada a la que se enfrenta el país con los instrumentos legales de que dispone, no siempre suficientes ni a su altura.

Un caso en que la impunidad y la corrupción son consubstanciales. Un binomio con nivel de norma social: usar el cargo público para beneficiarse a sí mismo, a familiares o amigos es un comportamiento generalizado, esperado y tolerado. ¿Hasta cuándo cargaremos con este lastre? Para librarnos de él todos, gobierno y sociedad, tendremos que no solo prevenirla, sino también denunciarla y castigarla.

Si la corrupción persiste es porque son muchos sus beneficiarios. En el caso de la constructora, ¿cómo pudo ‘torear’ al Estado ecuatoriano por 474 días? Hay quien sostiene que denunciar no es opción cuando se sabe que los delitos de corrupción alcanzan el 98% de impunidad. Y que los cálculos sobre el costo económico de la corrupción, a escala mundial, van desde el 2 hasta el 10% del PIB.

Ambos temas en Ecuador están vírgenes. Queda también en esta lamentable estadía el hecho de que la corrupción contribuye a la desigualdad, distorsiona la política, tiene efectos negativos sobre la competitividad y la inversión e impide la libre competencia. Si en Ecuador tenemos altos niveles de corrupción es porque se puede, por la inexistencia de un sistema de control riguroso y de una justicia que la castigue.


El amor por todas las criaturas vivientes es el más noble atributo del hombre”. Charles Darwin Biólogo inglés (1809-1882)

La sabiduría no está ni en la fijeza, ni en el cambio, sino en la dialéctica entre ellos”. Octavio Paz Poeta mexicano (1914-1998)