Leer, leer, leer

Pablo Balarezo

Principio básico del ser humano es el conocimiento, mismo que, se adquiere con la lectura veraz y profunda, pues, disciplina, estilo, personalidad son cimiente instituyendo el intelecto, con el pensamiento reflexivo, ensanchando todos los espacios, ya que, el análisis, la reflexión, son fuerza conductora deliberando, motivando, instruyendo, descubriendo sorpresas, que bien o mal, hacen daño o mejoran el convivir de la sociedad. Ciertos ciudadanos de grupos políticos no gustan, que el pueblo se eduque, por eso, inclusive, destruyen, queman libros y todo mensaje escrito o verbal, que los estimule. El escritor Ray Bradbury, al respecto decía: “Para destruir la cultura solo hay que hacer que las personas dejen de leer libros”. Debe ser defenestrada de un solo tajo, esta realidad galopante arruinando la lectura, la escritura, el pensamiento, el conocimiento, la cultura de los pueblos, pues, el lenguaje adquirido con la lectura no debe desmayar, al contrario, debe ser el acicate para adquirir expresiones superiores, positivas, verdaderas con el estímulo de una escritura privilegiada expresando sentimientos, opiniones, con claridad, vehemencia, con ilustrado compromiso ético, doblegar a la inmadurez, al egoísmo, y principalmente, a los encantadores de borregos, a los borregos mismos que, sin pena ni gloria, se envanecen en su soledad iletrada. Hay que construir ciudadanía sin hermetismos, sin argumentos confundidos, sin parsimoniosa justicia, sin la ilógica corrupción que, apuran el abuso y la barbarie del nepotismo, sistémica iniquidad, que inclusive, ha llegado a las leyes y reglamentos. Una vez obtenida la personalidad ciudadana a través de lectura, escritura, locución, todo un pueblo rugirá por sus derechos. Por tanto, con la lectura, resuelto el problema.