Son los números, estúpido

Patricio Durán

“La economía, estúpido”, fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George Bush, que lo llevó a convertirse en presidente de los EE.UU. Luego la frase se popularizó como “es la economía, estúpido” y la estructura de la misma ha sido utilizada para destacar los más diversos aspectos que se consideran esenciales.

En la política ecuatoriana, no importa si el candidato a una dignidad tiene una buena preparación ética, profesional, si es responsable, si tiene un buen proyecto. Lo que importa es si tiene “buenos números” para ganar una elección. No importa si es un personaje cuestionado, sin preparación política, lo que importa es que sea popular y asegure el triunfo. Haciendo una analogía con aquella popular frase gringa diríamos “son los números, estúpido”.

Ya hemos tenido experiencias desastrosas con futbolistas que llegaron a la Asamblea Nacional a hacer el ridículo, pues no podían leer coherentemente sus propios apuntes; figuras de la farándula que no asistían a las sesiones del Pleno, cantantes involucrados en situaciones legales, etc. Aunque hay otros aspectos que influyen en la elección de un candidato, y que pueden ser atribuidos a nuestra cultura cívica y política, lo medular al escoger un candidato sigue siendo el que tenga “buenos números”.

Mientras los dirigentes políticos sigan improvisando, manteniendo su cacicazgo, y mientras los ecuatorianos no reflexionemos y nos dejemos impresionar por los triunfos de un deportista, o por la cara bonita de una modelo, seguiremos en el subdesarrollo, sumergidos en el albañal de la corrupción y la mediocridad. Por tanto, un primer paso hacia el escogimiento de buenos candidatos constituye en fijarnos en su solvencia moral, cívica, patriótica, incluso de sacrificio.