Halloween


POR: Luis Fernando Revelo


Se cuenta que al cielo llegaron dos pecadores: uno fue asesino; el otro, mercader del Halloween. San Pedro impide su ingreso y los remite al infierno pronunciando dos sentencias diferentes: fuego intenso y rápido para el asesino; fuego lento por toda la eternidad para el promotor del Halloween.
Temblando, el mercader le pregunta a San Pedro: ¿Por qué esta discriminación? Yo no he robado, ni he matado a nadie, y me castigas peor que a este asesino. -¡Desdichado!, le contesta, ¿cómo te atreves a quejarte? Este asesino contabiliza dos crímenes; en cambio tú… desde que comenzaste a promover esta fiesta, miles de jóvenes y niños se han vuelto groseros, ateos, borrachos y hasta se han quitado la vida. Las “misas negras”, donde se cometen atroces sacrificios, los exorcismos y las brujerías, se han multiplicado. A ello se agrega la fornicación y pornografía. Por ello, sólo te espera fuego lento por toda la eternidad.
Amigos, se aproxima el 31 de octubre, miles de jóvenes celebrarán la siniestra fiesta del Halloween para promover la venta de calabazas, disfraces y terroríficas bromas. Es el día de las brujas. Supermercados y tiendas exhiben máscaras, disfraces y elementos decorativos que representan a murciélagos, brujas, gatos negros, poniendo de relieve los colores negro y anaranjado. Será la noche de Samhain, el señor céltico de los muertos y la noche en que los espíritus vagarán por el espacio al ser invocados por sus seguidores.
Halloween se ha constituido en una poderosa fuente de ganancias. Se estima que el año anterior las ventas de Halloween ascendieron a 1.500millones de dólares. Aparentemente, una fiesta inofensiva, pero realmente es una fiesta de ocultismo, de horror, de sangre, de muerte y de brujería. No caigamos en ese juego.