La Cleo de ‘Roma’

Rocío Silva

La lid política en Ambato, para la elección de autoridades seccionales 2019 emana gases tóxicos de demagogia, insultos, amenazas, amarres, componendas subterráneas, acuerdos vergonzosos, vanidades hambrientas, improvisaciones miserables… todo esto reflejado en una invasión inmisericorde de afiches con las mismas caras, solo que ahora con otros colores. Los candidatos están convencidos que mientras más contaminación visual provocan, más acogida tendrán; mientras tanto los votantes solo esperamos que llegue el 24 de marzo para que se acabe la algazara.

Y mientras tanto, ¿Qué hacer por nuestro espíritu? Nada mejor que insuflarlo con los placeres del buen cine, tal es el caso de la producción de Alfonso Cuarón, ‘Roma’, denominada así, en referencia al barrio de clase media-alta donde se desarrolla la trama y en el que vivió el productor. Hay en ‘Roma’ varias historias que se entrelazan, así: un contexto nacional de conflicto, la estructuración cambiante del núcleo familiar, las relaciones laborales internas y externas de la familia prototipo de clase media, la construcción de afectos y desafectos a partir de la distribución de roles de género enmarcadas en la estratificación social.

El personaje esférico Cleo (interpretado por Yalitza Aparicio), representa a una joven silenciosa de origen mixteco, cuyas actividades del servicio doméstico las cumple con total estoicismo, sin que por ello se niegue a experimentar las satisfacciones del amor durante los paseos citadinos en su día libre. ‘Roma’ va más allá de la figura de Cleo, plantea un ejercicio de comprensión y entrega, como prácticas de recuperación ante la adversidad, con la mirada fija hacia el horizonte una sociedad ya sea nacional o familiar puede seguir proyectando su futuro.

‘Roma’ es presentada en blanco y negro, como una metáfora al momento en que se afrontaron circunstancias difíciles y traumáticas, que a la larga son la tierra fértil donde florecen nuevos recursos para recomponer la adversidad, como sucedió con la masacre de Corpus Christi en respuesta a la revuelta estudiantil ocurrida el 10 de junio de 1971, página oscura de la historia mexicana. Este filme es el refugio a donde podemos recurrir en estos tiempos de asedio electoral.