Policía hace controles a migrantes y sus hijos en Ambato

Atención. Personal de la Dinapen registró el nombre y edades de los migrantes, y les solicitaban que no se queden en las calles.
Atención. Personal de la Dinapen registró el nombre y edades de los migrantes, y les solicitaban que no se queden en las calles.

“A nosotros no nos dan trabajo por eso hacemos lo que se puede y esté a nuestro alcance, de manera honrada, para poder conseguir el pan de cada día”, señaló Carolina, venezolana que a diario recorre las calles del centro de Ambato, vendiendo cuatro chupetes por un dólar para conseguir su sustento.

Ella cuenta que lleva pocos meses en la ciudad y ha recibido la ayuda de una mujer caritativa que les da un espacio para que ella y su familia, compuesta por dos adultos y tres menores de edad, puedan dormir.

La mujer, que en Venezuela se dedicaba al servicio de mantenimiento de edificios, ahora sale con su pequeño bebé en brazos para ver si puede sobrevivir con lo poco que gana.

Como ella varias son las familias que se ubican a lo largo de la avenida Cevallos, la calle Bolívar, Atahualpa, entre otras vías.

Esta dura realidad procura sentimientos ambivalentes entre la población que en cierta parte siente empatía, pero por otro lado malestar por la presencia de los niños en la calle, por ciertas actitudes y hasta prejuicios adquiridos ante la migración venezolana.

Acciones

Ante ello la mañana de ayer personal de la Policía de Impacto y la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen) Tungurahua, salió a las calles céntricas de Ambato para verificar que no se esté explotando la imagen inocente de los pequeños para algún tipo de beneficio hacia los adultos.

Una de las primeras paradas fue en el parque Cevallos en donde se pidió los papeles a un pequeño grupo de venezolanos que venden agua en ese sector. En el lugar los ánimos subieron un poco de tono ante la incomodidad de los extranjeros por la revisión hecha por los uniformados.

“A donde nosotros llegan tanta cantidad de policías como si fuésemos delincuentes, pero lo único que estamos haciendo es ver cómo ganarnos la vida”, decía una de las mujeres que estaba en el lugar.

Durante el operativo los policías registraban los nombres de los extranjeros y el de sus pequeños para saber cuántos de ellos están en la indefensión en las calles y así con las autoridades se pueda tomar medidas que proteja a los menores.

Mea culpa

Margarita M., quien llegó desde Caracas hace casi un año junto a su familia, señala que si bien es cierto que existe resistencia hacia su trabajo informal, pero no pueden hacer más que seguir saliendo a las calles a buscarse el sustento diario.

“Tengo una nena de 9 años, en donde vivimos podría dejarla pero debo cuidarla no sé si hay alguien que le pueda hacer daño por eso sale conmigo a ayudarme a vender las gelatinas”, dijo Margarita.

La mujer hizo un llamado a los extranjeros que están en su misma condición para que respeten las costumbres y leyes locales, pues eso los beneficiará a todos.

Ciudadanía

Por su parte la comunidad ambateña señala como buenos los controles no solo para que se verifique el estado legal de los extranjeros, sino también precautelar al seguridad de los niños.

“Cuando se ve a la Policía hacer patrullajes los delincuentes de toda raza e índole se cohíben de cometer sus fechorías y eso nos da seguridad”, dijo Manuel Pulla, comerciante. (NVP)