“Verano con sabor a otoño”

Andrés Pachano

Era un día, a escasos siete posteriores de aquel de la fatídica extinción del presidente Roldós y a cuatro meses después de los de Paquisha. Por eso quizá la aureola de incertidumbre de esos días fundamentales de la patria también se sumaría a los miedos del tránsito de una etapa que agonizaba, para hacer lugar a otra y dejar a la vera, para siempre, para el recuerdo, incluso para la nostalgia, a aquella etapa de la dulce irresponsabilidad de la juventud, inevitable prólogo en la vida de los hombres.

¡Era ese día de junio! y unos medrosos pasos, nerviosos pasos, cruzaron un umbral de doble valencia: el físico de la institución, el definitivo de una vida; y esos pasos, en su silente estertor cerraban las puertas a los ayeres. Ellos atravesaron, solitarios e inquietos o quizá inseguros o llenos de desasosiego, pero también repletos de sueños, el amplio y largo vestíbulo del edificio para, encaminando miedos y con digna humildad, dar inicio a lo que sería una larga estancia, una dilatada espera, una hermosa existencia.

Todo lo recorrido en esa permanencia vital, agotado ya su decurso, es ahora un inmenso y cálido recuerdo; los pasos de entonces, en su caminar cansaron a los miedos y a las desolaciones; dejaron a un lado las angustias y a ellos les llegó la hora de surcar en sentido inverso el mismo vestíbulo que los soportó en aquel junio y desandar una memoria de trabajo, de alegrías, de angustias; esos mismos pasos de entonces, los trémulos del primer día, hoy en un postrer martes de mayo, lindantes ya con los treinta y ocho años de jornada, surcaron a la inversa el mismo trayecto inicial y serenos, cargados de afectos, cruzaron el mismo umbral convertido ahora en el de los despidos para, en medio de congojas, en el límite de las nostalgias, cerrar el penúltimo trayecto vital. ¡Son los retornos de la vida!

Y casi en silencio llegaron los días de “verano con sabor a otoño” (CChC – JSCh); es que los árboles viejos de los años también se agostan. Y es entonces -en este nacido otoño- la hora decir gracias Consejo Provincial, gracias por una vida.

¡Fue un día y fue en mayo…!