Galápagos, una historia humana I

Patricio Durán

La colonización de las islas Galápagos ha sido un proceso lento en sus inicios, hasta descuidado por los gobiernos de turno. Se consideraba al archipiélago como un refugio de piratas; una colonia penal a la que iban solamente los condenados. Ahora, con el afán conservacionista mundial, el turismo ecológico y todo lo que esto conlleva –sobre todo en el aspecto económico por existir una mayor oportunidad de empleo con un mejor salario-, se ha desatado un éxodo masivo hacia las islas encantadas, que tiene que ser controlado por las autoridades correspondientes. En 1938 las islas Galápagos contaban con 320 pobladores. Según el último censo del INEC en el año 2015, su población es de 25.244 habitantes.

La población sigue aumentando, y concomitantemente con ello, aumentan los problemas que ponen a las islas Galápagos al borde de una crisis social: falta de empleo, de servicios básicos, pobreza, basura, prostitución, etc., y si a esto sumamos el flagelo que significa el tráfico de drogas, de combustible, la pesca ilegal –sobre todo la amenaza que supone la flota pesquera china, convierten a las islas en una bomba de tiempo que hay que desactivar.

El turismo masivo y las especies invasoras originaron que, en el año 2007, las islas figuren en la lista de Patrimonios Naturales en Peligro. En 2016 el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco las retiró de la lista roja. Existe el peligro de que las islas vuelvan a formar parte de esta lista sino se toman las medidas pertinentes.

Preocupado por la esta situación que viven las islas Galápagos, un lugar único en el mundo en el que viví algunos años -y por ser residente permanente-, he preparado varios artículos sobre la problemática del archipiélago desde el punto de vista de los asentamientos humanos a través del tiempo. Continuará.