Institucionalidad

Nicolás Merizalde

Agosto es un mes en el que las noticias pasan desapercibidas, la vida corre más lenta y nos dedicamos a procrastinar con gusto y sin culpa. Sin embargo, hay muchas cosas que, aunque puedan parecer nimias o embrionarias significan mucho y serán el debate de los próximos meses. Me refiero al dictamen de la Corte Constitucional por el cual se da carta abierta para comenzar el proceso hacia la consulta popular que acabe con la existencia del nefasto Cpccs y lo que es más interesante; la reforma del legislativo para volver al sistema bicameral.

La bicameralidad, es un sistema interesante que funciona en la mayoría de países democráticos. Creo que puede ser una solución factible para la caótica situación de nuestro poder legislativo, para tener leyes mejor elaboradas, más debatidas y puede que hasta menos sujetas a los vientos de la coyuntura nacional. No existe la píldora de la perfección, desde luego, y todo siempre es perfectible. Pero este sistema nos permitiría tener un contrapeso importante, porque su elección (senado) se daría a mitad del período presidencial, y hay menos posibilidades de que el oficialismo controle todo el parlamento.

Se conoce que la Corte ha dicho que algunos puntos de la propuesta del Comité que fundó Julio César Trujillo y hoy preside un gran jurista como el Dr. Pablo Dávila, restringen derechos. Se refieren al hecho de exigir requerimientos más estrictos para los miembros del senado, como un título universitario, cierta edad y un bagaje de experiencia profesional. En realidad, esa es una de las necesidades del sistema, pues el senado debe ser una cámara más técnica y mesurada porque de lo contrario no tendríamos una variante significativa y volveríamos a caer en las mismas fantochadas de siempre.

Yo creo que tenemos una gran oportunidad, y no podemos desperdiciarla una vez más por populismo bonachón.