Ambato 2050

Freddy Rodríguez

Atendiendo una invitación del señor Alcalde, asistí a un taller, cuyo objetivo fue esbozar ideas para planificar el desarrollo de nuestro querido Ambato para los próximos 30 años. Al taller asistimos empresarios, estudiantes, profesionales, maestros y, por supuesto, funcionarios de la municipalidad.

El evento se desarrolló bajo la dirección de una firma consultora, y fue muy interesante compartir las diversas visiones que, como ciudadanos, tenemos sobre la urbe, así como identificar sus mayores problemas, y los posibles caminos para solucionarlos.

Nos dividimos en grupos y mesas de trabajo, y me correspondió intervenir en la de “gobernanza”. Con los compañeros de mesa, identificamos como uno de los problemas más serios que arrastra la Municipalidad desde hace décadas, es la mala relación con “el cliente interno”, vale decir con los ciudadanos.

Dentro del Municipio se han instaurado procedimientos engorrosos para casi todo tipo de trámites, y algunos de ellos abiertamente reñidos con la ley, como sucede, por ejemplo, con el trámite para realizar la transferencia de dominio de un inmueble: al realizar el proceso para la liquidación de los impuestos de alcabala y plusvalía, en el Municipio ya se “registra” la información a nombre del futuro nuevo propietario, sin esperar que se perfeccione la transferencia de dominio con el otorgamiento de la escritura pública y la inscripción en el Registro de la Propiedad; si luego de la liquidación de impuestos las partes, por cualquier razón, deciden no continuar con el trámite, en el Municipio ya consta catastrado el inmueble a nombre de quien iba a adquirirlo, lo cual genera una situación de inseguridad jurídica, y la reversión del proceso es una verdadera tortura. Coincidamos también en que, en muchos aspectos de la relación Municipio – ciudadanos, no es necesaria la implementación de nuevas ordenanzas, sino aplicar simplemente el sentido común, para que los trámites fluyan. La participación ciudadana será siempre importante para la toma de decisiones municipales, pero la verdadera, no aquella impostada por el correísmo, por medio de ese engendro del CPCCS que, por cierto, debe desaparecer.