Los ‘diablos’ desde lo comunitario

MÚSICA. En Minga Cultural comparten entre todos.
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La Diablada es una de las fiestas patrimoniales de Tungurahua que guarda varios signos, símbolos y ritos que la hacen única, sin embargo, en varias ‘partidas’ el sentido de comunidad ha ido decreciendo con el paso de los años y la modernidad.

Pero existen esfuerzos que salen desde la comunidad de Tunguipamba y el colectivo ‘Minga Cultural’ que desde hace varios años buscan devolver parte de la esencia a la fiesta.

Para el cabecilla de este año, Patricio Lara y ‘los mingueros’, los preparativos para los ‘diablos’ comenzaron en los primeros días de noviembre, a través de los trabajos para preparar el espacio que servirá para los repasos previos a los días centrales. (AVI)

La Diablada es una de las fiestas patrimoniales de Tungurahua que guarda varios signos, símbolos y ritos que la hacen única, sin embargo, en varias ‘partidas’ el sentido de comunidad ha ido decreciendo con el paso de los años y la modernidad.

Pero existen esfuerzos que salen desde la comunidad de Tunguipamba y el colectivo ‘Minga Cultural’ que desde hace varios años buscan devolver parte de la esencia a la fiesta.

Para el cabecilla de este año, Patricio Lara y ‘los mingueros’, los preparativos para los ‘diablos’ comenzaron en los primeros días de noviembre, a través de los trabajos para preparar el espacio que servirá para los repasos previos a los días centrales. (AVI)

La Diablada es una de las fiestas patrimoniales de Tungurahua que guarda varios signos, símbolos y ritos que la hacen única, sin embargo, en varias ‘partidas’ el sentido de comunidad ha ido decreciendo con el paso de los años y la modernidad.

Pero existen esfuerzos que salen desde la comunidad de Tunguipamba y el colectivo ‘Minga Cultural’ que desde hace varios años buscan devolver parte de la esencia a la fiesta.

Para el cabecilla de este año, Patricio Lara y ‘los mingueros’, los preparativos para los ‘diablos’ comenzaron en los primeros días de noviembre, a través de los trabajos para preparar el espacio que servirá para los repasos previos a los días centrales. (AVI)

La Diablada es una de las fiestas patrimoniales de Tungurahua que guarda varios signos, símbolos y ritos que la hacen única, sin embargo, en varias ‘partidas’ el sentido de comunidad ha ido decreciendo con el paso de los años y la modernidad.

Pero existen esfuerzos que salen desde la comunidad de Tunguipamba y el colectivo ‘Minga Cultural’ que desde hace varios años buscan devolver parte de la esencia a la fiesta.

Para el cabecilla de este año, Patricio Lara y ‘los mingueros’, los preparativos para los ‘diablos’ comenzaron en los primeros días de noviembre, a través de los trabajos para preparar el espacio que servirá para los repasos previos a los días centrales. (AVI)

MÚSICA. En Minga Cultural comparten entre todos.
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El cabecilla

En medio de Tunguipamba se encuentra la casa de ‘Don Pato’, la construcción perteneció a los abuelitos de su esposa, pero ellos la compraron y adaptaron para su familia. El cabecilla orgulloso mostró una careta que data de hace 80 años atrás que encontró cuando realizaba trabajos.

Lara tiene 38 años y este será su primer año como cabecilla, lleva bailando desde los 11 años de edad al igual que lo hicieron varias generaciones de su familia. “Esto ya se iba perdiendo, claro que hay ‘partidas’ tradicionales, pero se ha ido politizando y haciéndose negocio, donde les interesa que vengan más ‘diablos’ para que hayan más ingresos, aquí somos algunos y lo que nos interesa es que la tradición se mantenga viva”, manifestó.

Aquí ya se trabajan varios días, se han parado columnas, se cortaron troncos para lo que será el techo y en esta ocasión se reunieron para fundir la losa. El lugar deberá estar listo para el 7 de diciembre, cuando inicia el primer repaso de las parejas de línea.

Entre las responsabilidades que tiene el cabecilla se encuentra el coordinar las acciones con el Municipio de Píllaro, asegurarse de que se lleven a cabo los repasos de ‘los de línea’, contratar la banda y estar pendiente de que todo en la partida se encuentra a punto en los días de salida.

‘Don Pato’ enfatizó que dentro de los ‘diablos’ todos son similares, que no existen preferencias por quienes tienen un título, dinero o bienes. “Aquí todos somos iguales, todos venimos y gozamos, aquí cada quien expresa lo que siente en el baile”, comentó.

Los repasos de esta partida se realizarán el 7, 14, 28 y 30 diciembre en la casa del cabecilla, Patricio Lara.

El cabecilla

En medio de Tunguipamba se encuentra la casa de ‘Don Pato’, la construcción perteneció a los abuelitos de su esposa, pero ellos la compraron y adaptaron para su familia. El cabecilla orgulloso mostró una careta que data de hace 80 años atrás que encontró cuando realizaba trabajos.

Lara tiene 38 años y este será su primer año como cabecilla, lleva bailando desde los 11 años de edad al igual que lo hicieron varias generaciones de su familia. “Esto ya se iba perdiendo, claro que hay ‘partidas’ tradicionales, pero se ha ido politizando y haciéndose negocio, donde les interesa que vengan más ‘diablos’ para que hayan más ingresos, aquí somos algunos y lo que nos interesa es que la tradición se mantenga viva”, manifestó.

Aquí ya se trabajan varios días, se han parado columnas, se cortaron troncos para lo que será el techo y en esta ocasión se reunieron para fundir la losa. El lugar deberá estar listo para el 7 de diciembre, cuando inicia el primer repaso de las parejas de línea.

Entre las responsabilidades que tiene el cabecilla se encuentra el coordinar las acciones con el Municipio de Píllaro, asegurarse de que se lleven a cabo los repasos de ‘los de línea’, contratar la banda y estar pendiente de que todo en la partida se encuentra a punto en los días de salida.

‘Don Pato’ enfatizó que dentro de los ‘diablos’ todos son similares, que no existen preferencias por quienes tienen un título, dinero o bienes. “Aquí todos somos iguales, todos venimos y gozamos, aquí cada quien expresa lo que siente en el baile”, comentó.

Los repasos de esta partida se realizarán el 7, 14, 28 y 30 diciembre en la casa del cabecilla, Patricio Lara.

El cabecilla

En medio de Tunguipamba se encuentra la casa de ‘Don Pato’, la construcción perteneció a los abuelitos de su esposa, pero ellos la compraron y adaptaron para su familia. El cabecilla orgulloso mostró una careta que data de hace 80 años atrás que encontró cuando realizaba trabajos.

Lara tiene 38 años y este será su primer año como cabecilla, lleva bailando desde los 11 años de edad al igual que lo hicieron varias generaciones de su familia. “Esto ya se iba perdiendo, claro que hay ‘partidas’ tradicionales, pero se ha ido politizando y haciéndose negocio, donde les interesa que vengan más ‘diablos’ para que hayan más ingresos, aquí somos algunos y lo que nos interesa es que la tradición se mantenga viva”, manifestó.

Aquí ya se trabajan varios días, se han parado columnas, se cortaron troncos para lo que será el techo y en esta ocasión se reunieron para fundir la losa. El lugar deberá estar listo para el 7 de diciembre, cuando inicia el primer repaso de las parejas de línea.

Entre las responsabilidades que tiene el cabecilla se encuentra el coordinar las acciones con el Municipio de Píllaro, asegurarse de que se lleven a cabo los repasos de ‘los de línea’, contratar la banda y estar pendiente de que todo en la partida se encuentra a punto en los días de salida.

‘Don Pato’ enfatizó que dentro de los ‘diablos’ todos son similares, que no existen preferencias por quienes tienen un título, dinero o bienes. “Aquí todos somos iguales, todos venimos y gozamos, aquí cada quien expresa lo que siente en el baile”, comentó.

Los repasos de esta partida se realizarán el 7, 14, 28 y 30 diciembre en la casa del cabecilla, Patricio Lara.

El cabecilla

En medio de Tunguipamba se encuentra la casa de ‘Don Pato’, la construcción perteneció a los abuelitos de su esposa, pero ellos la compraron y adaptaron para su familia. El cabecilla orgulloso mostró una careta que data de hace 80 años atrás que encontró cuando realizaba trabajos.

Lara tiene 38 años y este será su primer año como cabecilla, lleva bailando desde los 11 años de edad al igual que lo hicieron varias generaciones de su familia. “Esto ya se iba perdiendo, claro que hay ‘partidas’ tradicionales, pero se ha ido politizando y haciéndose negocio, donde les interesa que vengan más ‘diablos’ para que hayan más ingresos, aquí somos algunos y lo que nos interesa es que la tradición se mantenga viva”, manifestó.

Aquí ya se trabajan varios días, se han parado columnas, se cortaron troncos para lo que será el techo y en esta ocasión se reunieron para fundir la losa. El lugar deberá estar listo para el 7 de diciembre, cuando inicia el primer repaso de las parejas de línea.

Entre las responsabilidades que tiene el cabecilla se encuentra el coordinar las acciones con el Municipio de Píllaro, asegurarse de que se lleven a cabo los repasos de ‘los de línea’, contratar la banda y estar pendiente de que todo en la partida se encuentra a punto en los días de salida.

‘Don Pato’ enfatizó que dentro de los ‘diablos’ todos son similares, que no existen preferencias por quienes tienen un título, dinero o bienes. “Aquí todos somos iguales, todos venimos y gozamos, aquí cada quien expresa lo que siente en el baile”, comentó.

Los repasos de esta partida se realizarán el 7, 14, 28 y 30 diciembre en la casa del cabecilla, Patricio Lara.

Minga Cultural

Fernando Endara es parte del colectivo, él contó que en el 2015 existieron cambios que mal interpretaron la fiesta y que llegaron hasta a prohibir parte del recorrido que por décadas se ha conocido, esto llevó a que la organización se fortalezca e inicie su trabajo.

“Se creó un discurso de que los ‘diablos’ están en contra de la iglesia y que no van a poder pasar por al frente de esta, ese año con muchos que estábamos en la partida de Guanguibana nos tomamos el parque y pasamos por ahí, resultó importante porque nos reconocimos, nos juntamos y fue un hecho desde la práctica, el performance nos juntó”, aseguró.

Para Endara resulta importante mantener el tejido comunitario de la fiesta que es parte de la identidad. “Un montón de expresiones locales que hacen que el pillareño se reconozca como parte de la insurgencia, porque todos estos personajes tiene una idea de ser alguien que no se deja dominar por los poderes, que si ve una injusticia se va levantar”, manifestó.

En este caso la minga que realizan tiene un propósito que es parte de la relación con la comunidad y quienes van a bailar aquí. “Es diferente a cuando bailas en una partida de 600 diablos, es mejor cuando estas donde ya compartiste un trago, una conversa te hiciste amigo de la gente, entonces tu sabes quién está detrás de cada careta, la minga tiene eso de hacernos amigos, de establecer relaciones sociales que van más allá de la fiesta”, señaló.

Ítalo Espín es parte del colectivo Minga Cultural, él contó que en años anteriores tuvieron ciertos problemas con las autoridades al tratar de mantener ciertos aspectos que son parte de la identidad de los ‘diablos’ de Píllaro.

“No es de ayer, hemos venido participando más de 20 años, con Minga vamos seis porque vimos que se empezó a poner por delante el tema folclórico y turístico, no nos oponemos a esto pero no por eso tenemos que dejar de lado a los verdaderos gestores de la fiesta que son las comunidades”, manifestó.

Para bailar en la partida de Tunguipamba no hay más requisito que el haber sido parte de las mingas, el conocer a la comunidad y el haber compartido el espacio en las diversas actividades. “Tienes que ir integrándote, conociendo para ser parte de esta familia, hay que pasar el proceso y ahora le estamos ayudando al cabecilla que ha hecho una inversión y así vamos fortaleciendo ese proceso”, aseguró Espín.

Minga Cultural

Fernando Endara es parte del colectivo, él contó que en el 2015 existieron cambios que mal interpretaron la fiesta y que llegaron hasta a prohibir parte del recorrido que por décadas se ha conocido, esto llevó a que la organización se fortalezca e inicie su trabajo.

“Se creó un discurso de que los ‘diablos’ están en contra de la iglesia y que no van a poder pasar por al frente de esta, ese año con muchos que estábamos en la partida de Guanguibana nos tomamos el parque y pasamos por ahí, resultó importante porque nos reconocimos, nos juntamos y fue un hecho desde la práctica, el performance nos juntó”, aseguró.

Para Endara resulta importante mantener el tejido comunitario de la fiesta que es parte de la identidad. “Un montón de expresiones locales que hacen que el pillareño se reconozca como parte de la insurgencia, porque todos estos personajes tiene una idea de ser alguien que no se deja dominar por los poderes, que si ve una injusticia se va levantar”, manifestó.

En este caso la minga que realizan tiene un propósito que es parte de la relación con la comunidad y quienes van a bailar aquí. “Es diferente a cuando bailas en una partida de 600 diablos, es mejor cuando estas donde ya compartiste un trago, una conversa te hiciste amigo de la gente, entonces tu sabes quién está detrás de cada careta, la minga tiene eso de hacernos amigos, de establecer relaciones sociales que van más allá de la fiesta”, señaló.

Ítalo Espín es parte del colectivo Minga Cultural, él contó que en años anteriores tuvieron ciertos problemas con las autoridades al tratar de mantener ciertos aspectos que son parte de la identidad de los ‘diablos’ de Píllaro.

“No es de ayer, hemos venido participando más de 20 años, con Minga vamos seis porque vimos que se empezó a poner por delante el tema folclórico y turístico, no nos oponemos a esto pero no por eso tenemos que dejar de lado a los verdaderos gestores de la fiesta que son las comunidades”, manifestó.

Para bailar en la partida de Tunguipamba no hay más requisito que el haber sido parte de las mingas, el conocer a la comunidad y el haber compartido el espacio en las diversas actividades. “Tienes que ir integrándote, conociendo para ser parte de esta familia, hay que pasar el proceso y ahora le estamos ayudando al cabecilla que ha hecho una inversión y así vamos fortaleciendo ese proceso”, aseguró Espín.

Minga Cultural

Fernando Endara es parte del colectivo, él contó que en el 2015 existieron cambios que mal interpretaron la fiesta y que llegaron hasta a prohibir parte del recorrido que por décadas se ha conocido, esto llevó a que la organización se fortalezca e inicie su trabajo.

“Se creó un discurso de que los ‘diablos’ están en contra de la iglesia y que no van a poder pasar por al frente de esta, ese año con muchos que estábamos en la partida de Guanguibana nos tomamos el parque y pasamos por ahí, resultó importante porque nos reconocimos, nos juntamos y fue un hecho desde la práctica, el performance nos juntó”, aseguró.

Para Endara resulta importante mantener el tejido comunitario de la fiesta que es parte de la identidad. “Un montón de expresiones locales que hacen que el pillareño se reconozca como parte de la insurgencia, porque todos estos personajes tiene una idea de ser alguien que no se deja dominar por los poderes, que si ve una injusticia se va levantar”, manifestó.

En este caso la minga que realizan tiene un propósito que es parte de la relación con la comunidad y quienes van a bailar aquí. “Es diferente a cuando bailas en una partida de 600 diablos, es mejor cuando estas donde ya compartiste un trago, una conversa te hiciste amigo de la gente, entonces tu sabes quién está detrás de cada careta, la minga tiene eso de hacernos amigos, de establecer relaciones sociales que van más allá de la fiesta”, señaló.

Ítalo Espín es parte del colectivo Minga Cultural, él contó que en años anteriores tuvieron ciertos problemas con las autoridades al tratar de mantener ciertos aspectos que son parte de la identidad de los ‘diablos’ de Píllaro.

“No es de ayer, hemos venido participando más de 20 años, con Minga vamos seis porque vimos que se empezó a poner por delante el tema folclórico y turístico, no nos oponemos a esto pero no por eso tenemos que dejar de lado a los verdaderos gestores de la fiesta que son las comunidades”, manifestó.

Para bailar en la partida de Tunguipamba no hay más requisito que el haber sido parte de las mingas, el conocer a la comunidad y el haber compartido el espacio en las diversas actividades. “Tienes que ir integrándote, conociendo para ser parte de esta familia, hay que pasar el proceso y ahora le estamos ayudando al cabecilla que ha hecho una inversión y así vamos fortaleciendo ese proceso”, aseguró Espín.

Minga Cultural

Fernando Endara es parte del colectivo, él contó que en el 2015 existieron cambios que mal interpretaron la fiesta y que llegaron hasta a prohibir parte del recorrido que por décadas se ha conocido, esto llevó a que la organización se fortalezca e inicie su trabajo.

“Se creó un discurso de que los ‘diablos’ están en contra de la iglesia y que no van a poder pasar por al frente de esta, ese año con muchos que estábamos en la partida de Guanguibana nos tomamos el parque y pasamos por ahí, resultó importante porque nos reconocimos, nos juntamos y fue un hecho desde la práctica, el performance nos juntó”, aseguró.

Para Endara resulta importante mantener el tejido comunitario de la fiesta que es parte de la identidad. “Un montón de expresiones locales que hacen que el pillareño se reconozca como parte de la insurgencia, porque todos estos personajes tiene una idea de ser alguien que no se deja dominar por los poderes, que si ve una injusticia se va levantar”, manifestó.

En este caso la minga que realizan tiene un propósito que es parte de la relación con la comunidad y quienes van a bailar aquí. “Es diferente a cuando bailas en una partida de 600 diablos, es mejor cuando estas donde ya compartiste un trago, una conversa te hiciste amigo de la gente, entonces tu sabes quién está detrás de cada careta, la minga tiene eso de hacernos amigos, de establecer relaciones sociales que van más allá de la fiesta”, señaló.

Ítalo Espín es parte del colectivo Minga Cultural, él contó que en años anteriores tuvieron ciertos problemas con las autoridades al tratar de mantener ciertos aspectos que son parte de la identidad de los ‘diablos’ de Píllaro.

“No es de ayer, hemos venido participando más de 20 años, con Minga vamos seis porque vimos que se empezó a poner por delante el tema folclórico y turístico, no nos oponemos a esto pero no por eso tenemos que dejar de lado a los verdaderos gestores de la fiesta que son las comunidades”, manifestó.

Para bailar en la partida de Tunguipamba no hay más requisito que el haber sido parte de las mingas, el conocer a la comunidad y el haber compartido el espacio en las diversas actividades. “Tienes que ir integrándote, conociendo para ser parte de esta familia, hay que pasar el proceso y ahora le estamos ayudando al cabecilla que ha hecho una inversión y así vamos fortaleciendo ese proceso”, aseguró Espín.