Presidente entienda

Carlos Arellano

No es la primera ocasión que las palabras del presidente Lenín Moreno, conmocionan y avergüenzan. A pesar de sus desaciertos, el Presidente continúa haciendo gala de su maltrecho vocabulario que ha generado el malestar de una parte de la población, causando zozobra y el justo reclamo de distintas organizaciones de la sociedad civil.

El presidente, en una de sus más recientes intervenciones, manifestó que “los hombres estamos sometidos permanentemente al peligro de que nos acusen de acoso”. «Pero a veces veo que (se refiere a mujeres) se ensañan con aquellas personas feas en el acoso. Es decir que el acoso es cuando viene de una persona fea, pero si la persona es bien presentada, de acuerdo a los cánones, suelen no pensar necesariamente en que es un acoso”.

Al parecer Moreno y otros políticos no comprenden que la violencia de género es una problemática social que desvaloriza a las mujeres y afecta considerablemente a sus derechos. Estos discursos únicamente deslegitimizan las luchas feministas y cosifican más a las mujeres, reduciéndolas a una suerte de elegir entre «feos y guapos» para definir si es «acoso” o “piropo».

Basta con revisar las estadísticas para entender la realidad. En Ecuador seis de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de violencia (psicológica, física, sexual, económica y patrimonial). En Ecuador uno de cada cuatro mujeres ha sufrido violencia sexual. En el país han sido asesinadas más de 3 mil 200 niñas y mujeres en los últimos 16 años. En Ecuador se registran diariamente un promedio de 42 denuncias por violación, abuso y acoso sexual a mujeres y niñas. En Ecuador 2 mil 200 niñas menores de 14 años dan a luz anualmente.

Ojalá los políticos de este país comprendieran que el machismo mata. Ojalá el Presidente entienda que son hombres, “guapos” o “feos”, los que golpean, abusan, acosan, violan y matan a las mujeres. Las cifras no mienten.

Señor Presidente, es aceptable que reconozca sus errores, sin embargo, una simple disculpa publicada en una red social (Facebook o Twitter) no logrará borrar el daño que sus palabras causan. Recuerde: “Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla”.