Le cae una piedra y muere

Angustia. Gritos de desesperación se escuchaban en el lugar donde ocurrió el accidente.
Angustia. Gritos de desesperación se escuchaban en el lugar donde ocurrió el accidente.

Eran alrededor de las 05:00 de ayer, el sol ni siquiera daba sus primeros rayos y Adolfo M., de aproximadamente 52 años, se levantó y le pidió a su esposa que le prepare el desayuno para salir a la minga que tenían preparada en el barrio Jesús del Gran Poder en San Andrés de Píllaro.

Listo y con el ánimo dispuesto salió de su casa a trabajar en la limpieza del pozo que lleva el agua de riego a los aspersores de los agricultores de la zona.

El sujeto le puso ánimo a su jornada y empezó a trabajar sin ningún tipo de inconveniente, sin imaginarse que poco tiempo después la muerte tocaría su puerta.

Hechos

Los comuneros estaban limpiando el tanque para que las tuberías no se taponen, y fue que de un momento a otro una piedra de alrededor de unos 50 centímetros de diámetros se desprendió de la peña junto al tanque y golpeó la cabeza de Adolfo.

“Antes de que caiga la piedra ya le pasó zumbando por la oreja a otro vecino, pero jamás pensamos que esto iba a ser así”, dijo una de las moradoras de la zona que prefirió no identificarse.

Testigos del hecho contaron que por la fuerza del golpe la piedra aventó al ahora occiso hasta el agua, por lo que algunas de las personas que estaban ahí inmediatamente se metieron para salvarlo.

Ellos creen que al rescatarlo aún estaba con vida, sin embargo, con el pasar de los minutos su cuerpo fue perdiendo fuerza y finalmente murió.

Apoyo

A las 08:40 personal de la Policía Nacional recibió el despacho por parte del ECU 911 quien les notificaba de lo acontecido. Así también se despachó personal de prehospitalaria para que socorra a Adolfo, pero a su arribo este ya no tenía signos vitales.

Luego de sacarlo del agua el occiso fue trasladado a su vivienda hasta esperar a las autoridades especializadas y así poder realizar los trámites necesarios para su velatorio y posterior sepultura.

Por los altos parlantes de la comunidad se hacía un llamado al pueblo para que acompañen a la familia en la tragedia y pidan a las autoridades que no trasladen el cuerpo de Adolfo hasta el Centro Forense de Ambato.

Dolor

La viuda no encontraba consuelo entre los abrazos de sus familiares y amigos, que en medio de rezos le pedían a los cielos que le dé el descanso eterno al fallecido y la paz que ahora necesitan sus familiares.

Entre los vecinos comentaban que Adolfo tenía dos hijos, una se habría quedado viviendo con su mamá en Guayaquil luego de la separación de sus padres y el otro se casó y tenía un hijo que ahora se privará de poder jugar con su abuelo. (NVP)