Los cárteles de la salud

Pablo Izquierdo Pinos

La Contraloría General del Estado, declaró en “emergencia de control público” a los hospitales Maldonado Carbo y Los Ceibos del IESS; y Guasmo, Mariana de Jesús y Matilde Hidalgo del MSP. Descubrieron recién “indicios” de responsabilidad penal y administrativa por 33 millones en el Maldonado Carbo. Definitivamente, si no echamos de las portadas de los periódicos a los políticos, en mayo de 2021 vendrán otros y nos dirán lo mismo.

Están bien las recomendaciones – no los golpes de efecto-, pero estaría mucho mejor el ejemplo. Aquí entra la doble moral. Ancho para unos, estrecho para otros. Después de muchos años de silencios, algunos de ellos cómplices y muchos otros inculcados por la herencia de los temores, los controladores en un acto de constricción revelaron un secreto a voces: las mafias hospitalarias. Su código, no dar información.

La salud no podía ser ajena a la decadencia nacional. Es un campo donde se debaten derechos éticos vitales y presupuestos inmensos: entra la codicia de políticos oportunistas que usan la enfermedad y la discapacidad como moneda corriente de cambio y pago de favores político-electorales. Negociar el voto por una porción del pastel de salud.

En ningún país del mundo la salud está en manos de negociadores y recaudadores políticos. Bueno, acá sí. ¿A quién se le ocurre entregar la salud a un familiar del señor Jairala o al cuñado de Jacobito, quién ya festejó su primer millón en 1997? Politiqueros millonarios que se fueron, pero su poder real sigue allí. Y extendieron sus tentáculos: todos los gerentes de hospitales de Quito, provienen de la “omertá” del puerto.

Robar a los enfermos les otorgó los fondos necesarios para comprar a la Justicia, eternizarse en el poder y ganar elecciones aportando al mejor postor una y otra vez. Por ello en nuestro país la salud es “una lucha”, desigual pero “una lucha” al fin. La vida se volvió un privilegio y la muerte el eufemismo de la indiferencia de estas bandas criminales. Seleccionemos gerentes y directores probos.

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