Las broncas del Colegio

Pablo Escandón Montenegro

Los más recientes correos electrónicos que circulan entre los colegiados del periodismo profesional del Pichincha hacen pensar que un espacio como ese ya no tiene futuro.

El número de afiliados no ha aumentado y el Colegio de Periodistas de Pichincha ha mantenido una pelea interna que ha resquebrajado a la asociatividad y en lugar de atraer socios, los aleja, como a quien suscribe esta columna.

Lejos de los pleitos con el poder, que se dieron en el pasado, actualmente la pugna es interna entre asociados, entre facciones, que lo único que producen es el alejamiento de este gremio que no beneficia a sus asociados.

Si tenemos un Colegio de Periodistas, la función principal debe ser la capacitación profesional y la permanente vinculación con las necesidades de sus agremiados. Si bien existen programas pequeños de actualización, no hay un debate permanente sobre los nuevos perfiles de los periodistas, un engarce generacional y mucho menos una reflexión autocrítica sobre el oficio y la profesión.

¿Existe algún estudio laboral de los asociados? ¿Saben las diferentes directivas, cuál es la edad promedio de sus afiliados? Datos básicos para una gobernanza del Colegio. También es muy cierto que somos, y me incluyo, renuentes a la participación y colaboración. En las ocasiones que se ha podido generar una idea, siempre el tema económico es el inicial y la gratuidad de la formación o perfeccionamiento van de la mano.

Desde los gremios se reclama mucho, pero no se entrega nada. Quieren descuentos y cupos gratuitos para tales o cuales procesos de formación, en donde siempre encontramos a las mismas personas. Las broncas del Colegio de Periodistas son un síntoma para repensar la forma de asociatividad. Mucho más cuando en el gobierno pasado se crearon más gremios para fragmentar y debilitar instituciones.

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