Bullying, un problema que los padres deben afrontar

CADENA. El bullying puede desencajar en otros problemas sociales. (Foto internet)
CADENA. El bullying puede desencajar en otros problemas sociales. (Foto internet)

El 12 de febrero, una niña de 10 años se suicidó, la menor era víctima de acoso escolar por parte de sus compañeros de clase, este hecho levantó preocupación en padres de familia y autoridades.

La Policía Nacional informó que la familia contó que la niña tenía su rostro quemado, por lo que sus compañeros le pusieron el apodo de monstruo. La pequeña se ahorcó con una cuerda en su dormitorio.

Según cifras del Ministerio de Educación, desde 2014 hasta el 28 de mayo de 2018, es decir en cuatro años, se contabilizan 1.461 casos de acoso escolar en el país. El 48,8% de mujeres sufren de bullying frente al 48,7% de hombres, siendo entre los 10 y 14 años las edades donde más se concentran esos abusos.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), revela que el 23 % de niños y adolescentes vivieron casos de bullying, y el 7 % de ciberacoso.

Protocolos

El Ministerio de Educación tiene un protocolo para manejar los casos de acoso escolar. Los padres pueden acercarse al Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) para seguir el proceso.

El primer punto es la detección donde se recepta los datos del caso. Luego está la intervención, se arma círculos preventivos reactivos- acompañamiento a las familias y la comunidad educativa, descarga emocional, actividad de despedida y redes de apoyo con los padres de familia, docentes, autoridades y estudiantes.

Se da seguimiento con reuniones de acompañamiento a familiares, talleres, procesos de sensibilización y refuerzo.

En caso de identificarse alertas o situaciones de riesgo en familiares o estudiantes el caso es remitido al Ministerio de Salud Pública o a casas de salud para el tratamiento que corresponde mientras se continúa con el acompañamiento emocional- académico.

Alerta

Para el psicólogo Oscar Pérez, es importante partir de que el bullying maneja una dinámica dualista que no solo visibiliza a la víctima sino también al agresor.

El victimario elige una persona de acuerdo a algunas caracterizas. Quien recibe acoso escolar puede tener una conducta muy pasiva y relajada, procesos de ensimismación o dificultades para el contacto social o adaptación.

Además características físicas, intelectuales que son diferentes a un contexto que difieren de la llamada normalidad.

Mientras que el agresor puede tener características de inseguridad del hogar, donde quizá está siendo víctima de violencia y para disminuir su angustia y ansiedad comete acoso escolar.

A veces las víctimas no avisan a la familia por miedo, porque le enseñaron a callar, porque les amenazaron o están enseñados a reprimir sus emociones.

“Es multifactorial, depende contexto familiar, estructuras emocionales y psíquicas, la parte importante es saber frenar, trabajar con la familia de las dos partes”, dijo Pérez. (APQ)