A raíz del aislamiento obligatorio y las medidas impuestas para frenar la propagación del Covid-19, en la ciudad proliferaron las tiendas ‘ambulantes’.
Susana Guamancuri, cuenta que ella antes de la pandemia ya vendía en las zonas rurales frutas y verduras a bordo de su camioneta, así ella iba dos veces por semana a cada sector para ofrecer sus productos, sin embargo con la emergencia la demanda fue mayor y por los mismos sectores llegó a pasar hasta cuatro y cinco veces.
“Al inicio las ventas iban bien, pero ya en las últimas dos semanas las cosas no son las mismas, ahora paso una vez a la semana para poder vender algo”, dijo Guamancuri.
Daniela Martínez, tiene una panadería y ella optó por sacar un salvoconducto para vender el pan en su camioneta. La mujer de 51 años cuenta que antes salía por lo barrios de Atahualpa, Martínez y El Pisque todos los días.
“Al inicio nos compraban todos los días y habían familias que hasta gastaban siete u ocho dólares a la semana, pero ahora vamos máximo tres días y la gente compra menos”, dice Martínez.
La realidad es la misma de Manuel Quisintuña, quien en su carreta ofrecía productos de limpieza, cuenta que al inicio de la emergencia las ventas eran buenas, pero ahora todo decayó y no logra vender más de cinco dólares al día.
Los comerciantes aseguran que esto se debe a que la gente ya no cuenta con los recursos para hacer sus compras como antes. Aunque comentan que también se debería, en menor porcentaje, a que la gente ha decido salir al centro a hacer sus compras.
Este criterio es confirmado por Wilma Paredes, quien asegura que ella recibió paga hasta el mes de abril pero de ahí nada más por lo que hace que las compras les duren más para “estirar los pocos ahorros que tengo hasta que pueda conseguir trabajo o ver como subsistir”. (NVP)