Consenso, mejor que votación

En las charlas virtuales de la BBC Mundo el escritor, fabulador, cronista y periodista mexicano Juan Villoro da fuerza a la comunidad como el protagonista, cuya participación horizontal daría otro vuelo a la ética y a la política. No favorece la tecno política con likes, retuits. Ve con malestar que las nuevas tecnologías más digan que hagan. Pocas compañías controlan la información y los datos. Cualquier persona suplantaría identidades. Considera que la humanidad ha alimentado una civilización del equivoco.

Para expresar su premonición sobre el devenir de los tiempos parafrasea al escritor argentino Jorge Luis Borges: “lo único que sabes del futuro es que difiere del presente”. Reniega de los populismos que se han constituido en una religión en medio del neoliberalismo, que favorece el extractivismo, afecta la ecología y alimenta el calentamiento global. El socialismo real terminó con la caída del Muro de Berlín y el capitalismo que supervive no es el mejor mundo posible.

Apela a crear democracias directas. La imaginación, podría ser un recurso como en el Mayo del 68. Los consensos políticos serían más valiosos que los votos. Considera que el coronavirus se ha tornado apocalíptico, ya que pocos se mantienen en el aislamiento. Su novela El testigo (2004) ganó el premio Herralde que narra su desencanto con la gobernanza del PRI por décadas, luego de su regreso de Europa a México.

El Premio Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa (La civilización del espectáculo) coincide con Villoro con la necesidad que exista una sociedad abierta. En la sociedad del espectáculo, la cultura no ha contribuido a elevar la moral y la cívica en la política. La publicidad, la popularidad, el éxito, la demagogia y el talento histriónico han conseguido posicionarse no por el talento y la probidad. El avance de la tecnología audiovisual no ha perfeccionado la democracia ni ha incentivado la participación en la vida pública. Mira que la raíz del problema está en la banalización lúdica de la cultura imperante, en la que valor supremo es divertirse y gozar.

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