¿Dólares o vida?

La pandemia, entre muchas otras cosas, ha demostrado que, para el capitalismo neoliberal, los dólares, mejor por miles o millones, tienen mucho más valor que las vidas humanas, porque éstas devienen en mercancías desechables según las condiciones del mercado, además, porque son reemplazables y en ocasiones declaradas inútiles cuando los trabajadores son despedidos, sin miramientos, de sus trabajos.

Ocurre en todo el mundo. La economía entra en una recesión espantosa que ocasionará desempleo, muerte y hambrunas, en especial entre los niños pobres del tercer mundo. Sin trabajo, con los campos áridos por las sequías o inundados por huracanes y tormentas no habrá siembras ni cosechas, pero no será la desesperación sólo en los países en desarrollo, sino, también, entre los ricos o del primer mundo. Se calcula que en Estados Unidos los pobres y sin trabajo sumarán más de 50 millones de personas.

En Ecuador, el 60% de la población económicamente activa está en el desempleo, o pomposamente, en empleo ‘inadecuado’, como si las palabras reemplazaran la realidad de pobreza y extrema pobreza porque han sido despedidos más 300 mil trabajadores. La cifra seguirá creciendo debido a las pésimas condiciones de la economía nacional y a la avidez de algunos sectores empresariales a los que obedece el frente o equipo económico del gobierno.

El sector privado obligó al COE a cambiar de “semáforo rojo a amarillo” que causó el desborde de la pandemia para ocasionar más muertes y contagiados, hasta liquidar la capacidad hospitalaria. Cierto que existe indisciplina, irresponsabilidad e inconciencia social, pero ante todo faltan decisiones oportunas e información verídica por parte de las autoridades, para saber en qué etapa de la pandemia está este moribundo país.

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