Negacionismo oficial

Este gobierno, más que asesores, necesita psicólogos que le ayuden a enfrentar la realidad sin engañarnos ni con cuentos imaginarios ni encerrándose en el negacionismo aboluto.

El gobierno ha pasado del trauma que les causó Correa a negar absolutamente todo lo malo que pasa en el país.

Y terminar negando en una coyuntura tan dolorosa, cuando justamente se necesita liderazgo y capacidad de accionar, es ofensivo e indignante para toda la población.

El gobierno niega las cifras verdaderas de las víctimas del coronavirus; niega su pobre manejo de la crisis sanitaria, niega su improvisación comunicacional y lo que es peor, niega su corresponsabilidad frente a la grave crisis económica y social a la cual hoy se enfrenta el país.

El gobierno ha sido un actor intrascendente y, peor aún, nocivo para los ciudadanos. Estaba llamado a defender, y en lugar de darnos certezas y recursos para enfrentar esta gravísima situación parecería haberse ensañado en contra de la población poniéndole más trabas, proponiendo más impuestos o reaccionando tardíamente a los cobros excesivos de las tarifas eléctricas. Hoy calla frente a los cobros también excesivos que se ejecutan desde la EPMAPS de Quito exasperando los ánimos de los quiteños a vista y paciencia de nuestras autoridades.

Mantener a los trabajadores sin sueldo por más de dos meses, negar sus liquidaciones o permitir que se vulneren sus derechos son todas agravantes de las cuales el Ejecutivo nunca va a librarse.

Todo esto se niega, así como se niega que bajo este gobierno hubo corrupción orquestada y favorecida desde diferentes niveles del poder; algún día deberán dar cuenta al país y a la gente que hoy no es atendida en los hospitales y se abandona a su suerte, pues el sistema sanitario nacional no puede. En Carondelet viven un severo caso de negación y descaro criminal frente a la grave situación que estamos enfrentando y frente al reparto de los hospitales.

El gobierno no puede negar su total falta de aceptación y credibilidad frente a la ciudadanía que sí vive en el mundo real y sufre también a causa del mal gobierno.

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