Más luces al 10 de Agosto de 1809

“Los primeros, los hijos del suelo/ que soberbio el Pichincha decora/ te aclamaron por siempre señora/ y vertieron su sangre por ti”. Venciendo a la pandemia, el libro La revolución esmeraldeña del 5 de Agosto de 1820 en el Estado de Quito y en América, escrito por Juan Francisco Morales Suárez se presentó en la sesión solemne del Bicentenario de Esmeraldas.

Esta magna y esclarecedora obra, a la que presté mi modesta colaboración, resalta el contexto y la relación luminosa entre la revolución quiteña del 10 de Agosto de 1809 y la Esmeraldas rebelde y libertaria.

El autor afirma que: “Es en la Costa del Pacífico desde Barbacoas hasta Montecristi, pero esencialmente en Esmeraldas, donde el proyecto de la revolución quiteña actuó para la expansión de sus ideas. En la admisión de gobernadores, el envío de tropas, la manumisión de esclavos, la organización de guerrillas, la constitución de batallones negros por la libertad, aceptada jubilosa por los pobladores de la región norte, el hospedaje y protección de Rosa Zárate y los suyos y el gran 5 de Agosto de 1820, se halla la huella indeleble de la unidad de Esmeraldas y Quito.”

Los historiadores Bing Nevárez y Morales Suárez mencionan a la Revolución de los Barrios de Quito de 1765 como antecedente del Primer Grito de la Independencia del 10 de Agosto de 1809; Morales Suárez destaca, también, a la Revolución de las Alcabalas de 1592, al pensamiento de Espejo y las luchas del ejército quiteño al mando de Montúfar que fue el primero en toda Hispanoamérica en enfrentar al imperio español. La pionera transcripción del juicio seguido a los próceres del 5 de Agosto de 1820 consta en documentos muy legibles en esta publicación de Tallpa.

Morales Suárez propone el reconocimiento en la memoria nacional a las comunidades y a los patriotas esmeraldeños. Julio Micolota Cuero, reconocido poeta esmeraldeño escribió en sus Décimas del Bicentenario estos versos a Rosa Zárate: “Mujer independentista/ como una rosa quiteña,/ y gaviota esmeraldeña/ aromada en madreselva,/cobijada en nuestra selva/ donde en la lucha se empeña”.

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