‘Max’ y Diana, un equipo que abre caminos

COMPLEMENTO. Mientras caminan, Diana y ‘Max’ van atentos a su recorrido. Él ve y ella dirige.
COMPLEMENTO. Mientras caminan, Diana y ‘Max’ van atentos a su recorrido. Él ve y ella dirige.
COTIDIANIDAD. Diana trabaja en su oficina del Museo del Agua y ‘Max’ descansa a su lado.
COTIDIANIDAD. Diana trabaja en su oficina del Museo del Agua y ‘Max’ descansa a su lado.
RECORRIDO. En el interior del transporte público’.
RECORRIDO. En el interior del transporte público’.

En el mundo de Diana Suasnavas hay un nuevo sentido desde hace dos meses. Se llama ‘Max’ y es un golden de 2 años que se ha convertido en sus ojos. Aunque él no puede hablar y ella no lo puede ver, todos los días inventan formas de comunicarse. Un movimiento o un sonido se vuelven señales que los hacen actuar como uno solo. Suasnavas es la que dirige y ‘Max’ es el que ve. Caminan juntos por las calles de Quito y esquivan obstáculos cada vez más rápido.

Si los caminos pudieran llevarlos al lugar de sus sueños, ella quisiera ir directo a donde las personas ciegas y sus guías puedan acceder a todas partes y se cumplan sus derechos.

Camino al trabajo

‘Max’ sube primero al autobús y le abre espacio a Diana, quien ingresa con cuidado y se sienta en un puesto que le sede uno de los pasajeros. Está en la última fila y el guía se acomoda en el piso junto a sus pies. Son las 07:30 de un miércoles en el que, como todos los días, los padres de la educadora de 36 años la llevaron en auto a una de las paradas de transporte cercanas a su casa en la Mitad del Mundo.

Ahí empieza el recorrido diario de los dos hasta el Museo del Agua Yaku, en el centro de la ciudad, donde trabajan. Normalmente van en silencio pero ahora que tienen compañía, la quiteña habla de lo mucho que ha cambiado su vida en este tiempo; de lo rápido que se moviliza desde que ‘Max’ está con ella.

Su historia se divide en un antes y después de ‘Max’. En la primera parte, está el orgullo que sentía al usar el bastón. Solía tener uno para el trabajo, otro para las fiestas, otro para los compromisos sociales… “Podía no tener zapatos pero debía tener bastones”, dice y suelta una risita.

Es la segunda de tres hermanos y la única de su familia que no puede ver. Sus padres siempre estuvieron al pendiente de ella e incluso su madre aprendió las técnicas de uso del bastón para poder enseñarle. Cuando tenía 7 años supo que era posible movilizarse sola, pero no fue hasta que terminó la universidad que empezó a hacerlo. Estudió el pregrado en la Universidad Técnica Equinoccial y cursó dos maestrías en educación infantil y educación inicial, a distancia en la Universidad de Cádiz (España).

Para ella la independencia es fundamental y con el bastón la tenía, pero “era como ir a 10 kilómetros por hora”. Podía demorarse hasta 45 minutos en tres cuadras y de 3 a 5 minutos en pasar un auto subido en la acera.

Con ‘Max’ a veces ni siquiera se da cuenta de que hay obstáculos, pues él es experto en evadirlos.

El Dato
‘Max’ es el primer perro guía entregado por la primera institución registrada oficialmente en Ecuador, la ‘Escuela de perros guía ecuatorianos’.

Hasta ahora, él le ha abierto muchas puertas y le ha permitido demostrar que, a pesar de lo que diga la gente, es posible tener un perro guía en la ciudad. Por donde van, atraen las miradas y en ese mismo momento en el que ella cuenta que también hay personas que se alejan porque no les gustan los perros, quienes están a bordo del bus la ven y la escuchan con atención.

El transporte está cerca de llegar al primer túnel de Miraflores. Llueve por el sector y Suasnavas lo sabe por los sonidos.

En Miraflores toman otro bus hasta San Roque y desde ahí un taxi al que ‘Max’ sube sin problema. Llegan al Museo del Agua y el camino es conocido. Toman el ascensor, atraviesan un pasillo y la especialista en temas educativos timbra su entrada 5 minutos antes de las 09:00.

En estos dos meses solo se han separado en una ocasión. Fue un día en el que ‘Max’ tuvo otitis (infección a los oídos) y se quedó descansando en casa. La veterinaria le dijo que el estrés podía haber sido uno de los causantes. “La responsabilidad que tiene sobre él es inmensa y está adaptándose”. El guía, quien se entrenó en la ‘Escuela de perros guía ecuatorianos’ y fue rescatado de la calle, recibió una formación en la que su trabajo está por encima de todo.

Sueños

Diana empezó a quedarse sin la visión cuando tenía 4 años, la perdió completamente a los 14 y no la va a recuperar. Es la realidad y no tiene que ser triste, para ella no lo es. En su mundo los ambientes tienen sonidos, movimientos, olores, sabores, texturas, formas… y ahora está ‘Max’.

Mientras ella trabaja en el departamento de Educación del Yaku, su compañero permanece recostado bajo su escritorio. La oficina la comparte con tres técnicos más que la conocen desde hace varios años. Ese día lluvioso cuatro niños de un colegio de Quito visitan el lugar y la jefa del área les presenta a Diana como responsable de varios proyectos, uno de ellos el de Observación de Aves.

Escucha con atención los comentarios de los pequeños y sonríe constantemente. Es una apasionada de la educación y se ha enfocado en temas inclusivos también fuera de su trabajo. Durante los años, su percepción de la vida ha cambiado, cuando era adolescente solía pasar horas tratando de imaginar el color de ojos, cabello o la apariencia de una persona pero ahora cree que eso no es importante.

Se enfoca más en lo que le cuentan y tiene muchos sueños para ella y ‘Max’, quien es un gran amigo de los niños, en especial de su sobrina de 3 años. Dice con orgullo que tiene una foto de los dos juntos en su celular y menciona que su guía se ve serio solo cuando está con arnés y trabajando, cuando se lo quitan cambia totalmente.

Desde antes de que le entregaran al perro sabía que hay de tres a seis meses de prueba antes de que puedan decir que su unión ha tenido éxito. Pero por ahora, a Diana eso no le preocupa tanto, ‘Max’ ya le ha cambiado la vida, le ha enseñado que puede confiar y que es un complemento al que todos los no videntes deberían poder acceder a través de escuelas especializadas. (PCV)

Perros guía en Ecuador

° La asistencia de animales adiestrados está considerada en el artículo 59 de la Ley Orgánica de Discapacidades. Se establece el derecho de las personas con discapacidad a “permanecer acompañadas por auxiliares animales debidamente entrenados y calificados para cubrir sus necesidades”, en todos los espacios a excepción de los centros de salud. La Ordenanza municipal 0048 de Quito también protege el derecho de abordar el transporte e ingreso a lugares públicos de quienes circulan con un perro de asistencia.