Bioética en pandemia

“Hay décadas que no pasa nada; y hay semanas en que pasan décadas”, dice la frase de Lenin.

Desde la bioética se reflexiona sobre la emergencia sanitaria que ha provocado el Covid-19. Se critica los hitos de las políticas aplicadas en una sociedad de riesgo, hiperconectada, con un énfasis urbano-global que invisibiliza lo rural-local. Se analiza los impactos sociales y éticos en lo político.

La bioética apela al cuidado de la vida en todas sus formas y de la ética como el resguardo de lo común y lo propio, con una mirada crítica a los desafíos y oportunidades que el virus nos plantea.

Tedros Adhanom, director de la OMS pidió que: “todos los países deben buscar un buen equilibrio entre proteger la salud, minimizar los efectos adversos en la economía y respetar los derechos humanos”. Las dificultades para tomar decisiones impidió frenar la expansión de la enfermedad por la falta de aplicación y socialización de protocolos, para que la población tomara precauciones. China implementó una mezcla de técnica ancestral (cuarentena agresiva), con inteligencia artificial y Big Data.

En América Latina, el riesgo de una infección exponencial se agravó por la baja toma de pruebas. Se observaron pugnas entre el gobierno nacional y los gobiernos locales. En Ecuador, las decisiones se tomaron de acuerdo al aumento del número de infectados. A la postre, esta tensión se ha decantado en la implementación de acciones que priorizan medidas de confinamiento y políticas asistencialistas que develaron la ineficiencia del sistema de salud público y privado, y ha relevado las profundas desigualdades sociales que, por decir lo menos, se manifiestan en largas filas para acceder al ‘beneficio’ que da el Estado.

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