Corrupción y cuenta regresiva…

Cuando los gabinetes de ministros se vuelven tan itinerantes es porque el gobierno muestra, a las claras, signos de debilidad política y ciertamente a este, del Presidente Moreno, no solamente que se lo ha visto débil; sino, para los ojos de muchos políticos, como de transición y por tanto, algo así como desechable y entonces aprovechable para las una y mil fechorías que a diario vamos descubriendo.

No es que antes no haya existido corrupción, si hay algún referente en la política nacional, lamentablemente es la deshonestidad y corruptela de sus gobernantes; pero, nunca como en este tiempo las picardías, los peculados, los enriquecimientos ilícitos, las asociaciones para delinquir, la concusión y tantos otros delitos se han hecho evidentes y descarados, posiblemente también porque la miseria humana aprovecha las desgracias que hemos vivido y entonces clava sus tentáculos en el momento oportuno, como cuando la contratación pública es emergente y se presta para las trafasías.

Debemos preocuparnos porque a nombre de carnés de discapacidad y otras triquiñuelas de estos últimos tiempos, los crímenes del gobierno anterior y de cualquier tienda política pasada tampoco queden en el olvido, no vaya a ser que esos personajes laven sus culpas o aun digan no ser los únicos corruptos y en la benévola visión popular hasta se les justifique, asumiendo la corrupción como una conciencia colectiva que finalmente siempre se ha dado.

Si la Fiscalía tuvo la valentía de investigar y perseguir a quienes han delinquido para beneficiarse con dineros del pueblo, debemos exigir por todos los medios que el accionar de los jueces, complete las acciones para que la impunidad no sea el fin de todo.

Preocupa además que en los actuales momentos, cuando el barco se hunde por la fuerza de la crisis sanitaria, la debacle económica y la corrupción, hayan decidido coincidentemente renunciar varios funcionarios, empezando por el Vicepresidente de la República, el Canciller, el Secretario de Comunicación de la Presidencia y otros, sin tomar en cuenta el pedido de la Iglesia, que exige también la renuncia del Ministro de Salud.

Francamente qué le queda al régimen: ¿buscar entre los sobrevivientes del Coronavirus quien quiera aceptar los cargos vacantes? ¿Ponerse en cuenta regresiva para que pronto se acabe su período? Posiblemente las dos, pero por ningún motivo ceder a la corrupción, porque es un compromiso con la juventud no botar al tacho de la basura lo actuado por los fiscales, para en medio de tanta penuria, tener alguna satisfacción como ciudadanos.