Atados de manos, en Líbano renuncia todo el gabinete

Redacción BEIRUT

Seis días después de la explosión en el puerto de Beirut que acabó con la vida de al menos 165 personas, el frágil Gobierno del Líbano ha caído en medio de protestas violentas que se repiten en las calles y que exigen ‘que se vayan todos’.

Ayer, tres ministros -de Justicia, Finanzas y Juventud- habían adelantado el destino de todos los miembros del gabinete al presentar su renuncia, el primer ministro libanés, Hasan Diab, anunció lo que ya todo el mundo esperaba: «Damos un paso atrás para estar con la gente, para combatir con ella por el cambio. Por eso, anuncio hoy la renuncia de este Gobierno», dijo Diab en un mensaje a la nación en el que habló de la necesidad de una salvación nacional.

Renuncia entre protestas

El anuncio llegó en medio de protestas por tercer día consecutivo en los alrededores del Parlamento y la Plaza de los Mártires, el núcleo de la revolución que comenzó el pasado 17 de octubre, que se llenó una vez más de gases lacrimógenos y fuegos artificiales.

«¡Ha renunciado, ha renunciado!», gritaba Rasha, de 27 años, en medio de unos tímidos gestos de celebración, mientras un centenar de manifestantes se enfrentaba con las fuerzas de seguridad.

La corrupción superó al Estado

En un discurso lleno de alusiones al sistema corrupto y los que se aprovechan de ello -una mención habitual que nunca va acompañada ni de nombres ni de acusaciones concretas- Diab aseguró que el problema es más grande que el propio Estado.

«Los mecanismos de corrupción son más grandes que el Estado» en el Líbano, afirmó Diab, cuyo gabinete fue formado en diciembre de 2019, en respuesta a la ola de protestas que estalló en el país el 17 de octubre en contra del sistema sectario, un régimen nacido de la guerra civil que acabó en 1990 y que ha llevado al país al borde del precipicio.

El ahora exministro responsabilizó de la catástrofe de Beirut a la «clase política» que «lucha con todos los medios sucios» y subrayó que su Gobierno tecnócrata hizo «todo lo que pudo por salvar el país», pero hay una «gran barrera» frente al cambio. EFE